Refinado de la gasolina y de los aceites lubricantes

Tanto la gasolina como los aceites lubricantes contienen todavía impurezas, que son arrastradas del petroleo crudo del cual provienen. Una de las principales impurezas es el azufre y se requiere que las gasolinas y los aceites combustibles no deben contenerlo , puesto que éste se oxida en la combustión a SO2, y ocacona una acelerara corrosión en diversas partes de los equipos de proceso. También tienen que eliminarse las substancias resinificables, las malolientes, etc.

En un recipiente con agitador, que contiene hidróxido de sodio, se liberan las gasolinas de todas las impurezas ácidas, en especial de las combinaciones sulfuradas. Después de separar la sosa de la gasolina en un decantador, esta última pasa a otro recipiente con dispositivo de agitación, lleno de ácido sulfúrico (2), en el que se separan las resinas y las substancias resinificables por polimerización, oxidación o disolución.

Se termina este proceso, después de separar la gasolina del ácido, con una cuidadosa neutralización y una filtración y, finalmente, con una última destilación.

El refinado de los aceites lubricantes ofrece mayores dificultades. Estos tienen como impurezas compuestos sulfurados, resinas, productos aromáticos, naftalenos y especialmente parafina que hay que eliminar, ya que, según su concentración, por enfriamiento más o menos intenso, se cristaliza a partir del aceite y con ello éste pierde su poder lubricante.

Esta refinación se realiza por un método de extracción. Se introduce el aceite lubricante por la parte inferior de una torre de extracción por la que fluye de arriba a bajo un disolvente precalentado (5). Mediante el disolvente se extraen las impurezas y las parafinas, y la solución resultante se elimina por la parte inferior de la torre. El refinado que sale por arriba y la solución que se recoge por la parte inferior se hacen llegar, después de pasar por un precalentador (6), a evaporadores (7, 8), en los que se separa el disolvente del aceite o de las substancias extraidas, respectivamente. Los vapores del disolvente vuelven a la columna de extracción, después de haber sido condensados en los condensadores (9, 10). De los evaporadores se obtienen diversas clases de aceites: aceites para lubricantes, para máquinas y para cilindros. Mientras que las gasolinas y los combustoleos s son clasificados por sus puntos de ebullición, los aceites lubricantes lo son por sus viscosidades.

Los extractos que se recogen del evaporador (8), contienen un valioso componente, la parafina. Se la separa de las restantes impurezas por disolución en hidrocarburos líquidos, se filtra la solución y se hace cristalizar la parafina a baja temperatura. Luego, la parafina cristalizada se aísla mediante prensas o centrífugas y, finalmente, se refina mediante un tratamiento con tierras decolorantes.

La parafina comercial consiste en una mezcla de hidrocarburos de cadena lineal de alto peso molecular, con 20-30 átomos de carbono.


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